Es necesario renunciar a la búsqueda del éxito académico como valor en sí, identificando como herramienta necesaria para el proceso de enseñanza-aprendizaje sólo hablando con el sujeto que aprende o dándole la oportunidad de que pueda mostrar su propio proceso, además podremos darnos cuenta en la profundidad del camino que ha recorrido y a la vez podríamos ayudarle en lo que falta por hacer. En verdad como docentes podemos mejorar nuestra labor educativa apoyando sobre esta información significativa que nos da la evaluación. Asimismo consiste en llevar a cabo juicios acerca del avance y progreso de cada estudiante, aunque la prueba usada no se considere siempre la más adecuada.
La evaluación cumple una función legitimadora de la ideología en las sociedades modernas, al proporcionar un mecanismo por el cual se hacen juicios sobre el mérito (siempre difícil y útil) al mismo tiempo que ayuda a definir el mismo concepto de mérito en las sociedades modernas. Los buenos resultados académicos se aceptan como un indicador de las habilidades que permitirán a un individuo progresar y tener éxito en una sociedad que a su vez seleccionará a aquellos que contribuirán más en ella, en términos de liderazgo social y económico.
Sin embargo, históricamente la evaluación dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje se ha desarrollado, más por razones sociales que educacionales, quiero decir que nos permite facilitar la selección social y económica y no tanto por motivos educacionales propiamente dichos. Asimismo recientemente el interés se ha centrado en paliar los efectos negativos de la evaluación en el sistema escolar y su repercusión individual en los estudiantes, en aras a desarrollar una evaluación motivadora en el alumnado más que controladora de sus procesos de aprendizaje. También se debate en la actualidad si la evaluación muy severa puede conducir a un restrictivo currículo académico. Las pruebas de papel y lápiz son muy fáciles de aplicar a un amplio número de candidatos, y ésta es una de las razones que han llevado al desarrollo de la evaluación, ya que resulta sencillo comprobar a través de tales procedimientos —recuerdo de conocimientos— qué habilidades prácticas, comprensión intelectual y desarrollo general personal y social tiene un individuo. Las críticas a este sistema han coincidido con otras referidas a la evaluación en el aprendizaje, y se considera un sistema competitivo, que produce más perdedores que ganadores, lo cual acarrea consecuencias muy negativas en la motivación individual y la autoestima personal.
En conclusión la evaluación implica detectar las fallas del aprendizaje en el momento en que éstas se producen, no para sancionar sino para aclarar confusiones, y facilitar el desarrollo del proceso de aprendizaje, asimismo se debe seleccionar de acuerdo con la finalidad educativa de cada situación de aprendizaje. De la misma manera, se deben escoger las técnicas e instrumentos que permitan llevarla a cabo de la mejor manera posible.
También se puede incluir elementos cualitativos y cuantitativos que ofrezcan datos significativos acerca del desarrollo del alumno y de sus resultados, por lo tanto se debe aplicar no sólo a los procesos de enseñanza y aprendizaje sino también a cualquier estamento de la administración o de las instituciones educativas.
Gracias por realizar sus comentarios.